miércoles, 25 de junio de 2014

Pulpo en aliño

Creo que ya podemos oficialmente gritar aquello de "¡VERANO! ¡VERANO!" desde la playa, la piscina, luciendo palmito desde la terraza de cualquier bar o en casa medio despelotados frente del ventilador. Así que ahora sí que oficialmente queda inaugurada la temporada de cervecitas, tintos de verano, gazpachos, ensaladas, picadillos y demás familia.

Así que por eso hoy os cuento una receta altamente recomendada para el verano, por sencilla y fresquita. Mi madre nos la lleva preparando desde que éramos pequeños, cuando todavía vivíamos en Chipiona y como fans incondicionales del pulpo cualquier excusa es buena para que aparezca encima de la mesa. Es una preparación bastante común en Andalucía y nos vale también para más tipos de pescado, huevas...



INGREDIENTES

2-3 patas de pulpo
1cebolleta grande/2pequeñas
1 ramita de perejil
Sal
Aceite de oliva suave
Vinagre de Jerez

Se suelen añadir más verduras: tomate, pimiento rojo y pimiento verde.


1. Lavamos y limpiamos bien el pulpo con abundante agua debajo del grifo y si lo hemos comprado con vísceras incluídas, se las quitamos.
 

2. Cocer el pulpo en una cazuela con abundante agua durante unos 30 minutos (no hay que echarle nada más, ni siquiera sal). El tiempo de cocción siempre depende del tamaño y del tipo de pulpo, así que comprobar bien que no os quede duro porque puede necesitar más tiempo.

Nosotros solemos aprovechar para cocer un pulpo entero y lo aprovechamos en distintas recetas.


3. Retiramos, escurrimos y con ayuda de unas tijeras troceamos en una ensaladera o recipiente hondo.

Esperamos a que enfríe antes de añadir el resto de ingredientes.


4. Troceamos finamente la cebolleta y el perejil. Se lo añadimos al pulpo.


5. Preparamos el aliño como si fuera una vinagreta en proporción 3:1, 3 cucharadas de aceite por cada cucharada de vinagre, hasta que haya más o menos suficiente como para cubrir los trocitos de pulpo.

Añadimos sal y removemos bien.

 
6. Es conveniente dejarlo hecho de un día para otro o del mediodía para la noche, para que se cojan bien todos los sabores.


7. Servir para picar acompañado de unos trocitos de pan.



jueves, 12 de junio de 2014

Scones {Un paseo por Inglaterra}

Últimamente, entre unas cosas y otras no he tenido mucho tiempo de ajustarme el delantal. Pero sí he tenido tiempo de escaparme de minivacaciones a Inglaterra y pasar unos días por Cambridge. Es una ciudad increíble que os recomiendo sin duda visitar porque es muy muy muy bonita.

Comí de más, dormí de menos, bebí mucha cerveza, vi muchos jardines, colleges y demás cosas bonitas, andé y paseé mucho, tomé un par de pintas en el pub donde Watson y Crick fueron a celebrar que habían descubierto el ADN, tomé té para merendar, me hice un trillón de fotos y por supuesto... me compré libros de cocina.

Así que invadida por el espíritu de "I love England and its Queen", he decidido preparar mi muy favorita pieza de repostería inglesa: los scones, que son unos panecillos redondos, que se sirven con una crema (clotted cream) y mermelada. Si a eso le sumáis un té, tendríamos un cream tea, o lo que es lo mismo, la definición perfecta de felicidad y de decirle adiós a la dieta.




Y cómo no... os tengo que hablar de la comida. Todo conocemos el topicazo y ya nos hemos aprendido aquello de que la gastronomía inglesa no es buena y que no está precisamente entre las mejor valoradas. Pero puedo decir que comimos muuuuy bien y cosas muuuuuy ricas, y por supuesto, grandes éxitos como el fish and chips o el roast beef. 








INGREDIENTES


Para 8-9 scones

250g harina de trigo
1 huevo
75g mantequilla
150ml de leche entera/nata líquida
1 cucharada y media y azúcar glas
1 cucharada de levadura en polvo
1 cucharadita de levadura de panadería seca
1 pizca de sal

Opcional: pasas, arándanos, frutos secos...

Receta inspirada en una de las recetas de scones de Nigella Lawson y en otra receta de la BBC.


1. Precalentamos el horno a 200º.


2. Justo antes de ponernos manos a la obra, sacamos la mantequilla de la nevera y la cortamos en daditos. Cuando vayamos a usarla tiene que estar fría.


3. En un recipiente añadimos los elementos secos previamente tamizados (si es necesario): harina, sal, levaduras y azúcar glas. Removemos para mezclar los ingredientes.

Añadimos la mantequilla en trocitos y con ayuda de las manos, vamos a ir amasando la mezcla con las puntas de los dedos, porque con el calor de las manos, la mantequilla comienza a derretirse y a fundirse con el resto de ingredientes. Paramos cuando tengamos la masa como si fueran migas.   


4. Hacemos un hueco en el medio de la masa y añadimos la leche/nata. Comenzamos a remover (bien con las manos o con unas varillas) hasta que esté todo más o menos mezclado, que amasamos hasta obtener una mezcla blanda y firme, que no se pegue a las manos (si es necesario corregimos con cuidado con harina o leche).

No trabajéis mucho la masa, porque sino la textura del scone una vez horneado puede cambiar mucho.


5. En una superficie lisa y enharinada, aplanamos y estiramos la masa hasta que tenga un grosor de unos 1,5-2 cm.

Con ayuda de un cortapastas (podéis hacerlos de cualquier tamaño, pero lo normal es usar uno de unos 5cm de diámetro), recortamos los bollos y vamos colocándolos sobre una bandeja forrada con papel de horno. Los recortes sobrantes se juntan y amasan y volvemos a cortar.


6. Una vez tengamos todos los scones preparados para hornear, los pintamos con huevo batido o bien con un poco de leche/nata. Eso ya a vuestro gusto. Yo los pinto con huevo porque quedan más doraditos.


7. Horneamos unos 15-20 minutos. Vigilarlos porque depende del tamaño tardan más o menos en estar listos.


8. Retirar y servir templados y partidos al medio, con una buena taza de té y con clotted cream o mantequilla y mermelada.

La clotted cream es difícil de encontrar por España, por eso la opción más cercana (aunque ni se le parezca...) es la mantequilla. Si os atrevéis a hacer clotted cream casera podéis encontrar un montón de recetas en la red, simplemente lleva nata, tiempo y paciencia.