Hoy os traigo un postre viejuno, que a mi se sabe a los domingos de invierno cuando éramos pequeños e íbamos a comer todos los primos a casa de mi abuela. Y casi desde aquella época he comido leche frita en contadas ocasiones.
La receta me la pasó hace tiempo Marijose (que también es bloguera y cocinera) y resulta que la receta también es viejuna porque era como las hacía su abuela.
INGREDIENTES
7 cucharadas de maicena
7 cucharadas de azúcar
1/2 litro de leche entera
2 huevos
Canela en rama
1 limón
Pan rallado
Aceite de oliva
1. Del 1/2 litro de leche separamos un poco menos de la mitad (como media vaso) y añadimos las cucharadas de maicena y una yema de un huevo, mezclamos y removemos bien. Reservamos.
2. La leche restante la ponemos al fuego en una cazuela y le añadimos el azúcar, una cáscara de limón y la canela en rama. Removemos todo bien y dejamos hervir 10-15 minutos.
3. Transcurrido ese tiempo, se retira del fuego y añadimos la leche con la maicena y la yema disuelta. Acercamos de nuevo el cacharro al fuego y removemos hasta que espese.
4. Ponemos la pasta formada en una bandeja rectangular y se deja enfriar.
5. Una vez fría, se corta la masa en cuadraditos. Se rebozan en huevo y pan rallado y se fríen.
Al sacar las porciones del fuego se ponen sobre papel absorbente para eliminar el exceso de aceite.
6. Cuando hayan enfriado un poco, las pasamos por un plato con azúcar o con azúcar y canela.
Como a mí no me gustan los postres muy dulces, simplemente le pongo a las porciones un poquito de azúcar por encima.
7. Se pueden servir frías o calientes.