Muchas veces las recetas clásicas son las que más triunfan y las que mejor salen. Y más en éste caso, cuando se puede sumar a la combinación la rapidez.
No suelo elaborar brownies muy a menudo (que luego se me acusa injustamente de cebar al personal) pero de vez en cuando hay que darse a estos excesos de azúcar y empalague.
O igual en ésta ocasión, vete tú a saber, me poseyó a traición el espíritu del día de San Valentín!
INGREDIENTES
4 huevos
120g mantequilla
200g chocolate (54%)
110g harina
150g azúcar
60g de nueces
1 pizca de sal
Precalentamos el horno y engrasamos el molde que vayamos a usar.
Derretimos la mantequilla y el chocolate al baño María. Empezamos con la mantequilla; en cuanto esté casi toda derretida, añadimos el chocolate más o menos troceado y vamos dando vueltas con una cuchara o espátula. Para evitar que el chocolate se endurezca, es conveniente añadir un chorrito de leche. Una vez derretido todo y mezclado, reservamos.
En un bol o ensaladera, añadimos el azúcar y los huevos, y batimos a mano con un tenedor o unas varillas.
Juntamos ésta mezcla con el chocolate y la mantequilla y volvemos a batir a mano.
Después, se añaden la harina, la pizca de sal. Batimos bien con la batidora y se añaden las nueces troceadas.
Vertemos la mezcla sobre el molde y se mete al horno a 180ºC entre 20 y 30 minutos, en función de lo hecho que nos guste.
Una vez horneado, lo retiramos y dejamos enfriar al menos 15 o 20 minutos para desmoldarlo.
Troceamos y servimos.
Se puede acompañar con un montón de cosas como helado de vainilla, nata o fruta. Aunque ésta vez, lo devoramos con fresas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario